* El fin de la temporada de caza marca el inicio de los abandonos y el sacrificio de estos perros
* Tres asociaciones y el Partido animalista reclaman a la Guardia Civil un incremento de la vigilancia
Febrero es el mes del miedo de los galgos
porque termina la temporada de caza y muchos acaban abandonados,
maltratados o muertos. Tres organizaciones de protección a los animales
(Galgos sin fronteras, La Sociedad Protectora de Animales y Plantas,
y Baasgalgo) y el Partido Animalista PACMA han pedido hoy al Servicio
de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que preste
especial atención a los galgueros en el mes que entra “con medidas
preventivas, de vigilancia, y sancionadoras”, para que las escenas de
galgos ahorcados, atropellados o semienterrados, no se repitan.
Uno de sus principales motivaciones es desmentir la creencia de que
este maltrato animal es una “leyenda negra” o que son casos esporádicos,
algo que defendió un mando del Seprona de la Guardia Civil el pasado 25 de mayo en una entrevista concedida a Europa Press.
Para ello han documentado medio centenar de casos de galgos, podencos y
perros de caza, de los que han tenido conocimiento entre el 30 de mayo y
el 1 de enero de 2014. En las fotografías los animales aparecen
quemados, abandonados, atropellados y hasta despellejados para quitarles
el chip.
“La imagen de unos galgos colgados en una viña se sigue dando”, subraya Cristina García, de Galgos sin fronteras.
En España hay medio millón de galgos cazadores federados cada año y de
ellos un 10% desaparecen de este circuito cada temporada, estima
Cristina García, de Galgos sin fronteras.
Con 14 años de trabajo en su haber, García asegura que no ha visto
mejora alguna en el tratamiento que se le da a estos animales y critica
que eurodiputados como Luis de Grandes, del PP, no hayan escatimado
esfuerzos para tumbar todas las iniciativas para prohibir la caza con
estos animales en el Parlamento Europeo. “La imagen de unos galgos
colgados en una viña se sigue dando, es una realidad, hemos tenido un
caso hace muy poco”, subraya.
En octubre, una asociación logró una condena a siete meses de prisión
por ahorcar a dos perros. Su dueño dijo en el juicio que no sabía que
era delito .
Las organizaciones han pedido a los ciudadanos que se denuncien estos
casos para que sean castigados. Un estudio de Affinity, elaborado en
2010, estima que el 21% de los abandonos se produce al fin de la
temporada de caza. “Es ridículo que la fiscalía de Medio Ambiente –en su
memoria de 2011- haya abierto solamente 300 casos, de los que 32 hayan
concluido con sentencias condenatorias”, subraya Silvia Barquero,
vicepresidenta de PACMA.
Beatriz Marlasca, presidenta de Baasgalgo, recuerda que hace dos años
encontraron dos galgos semienterrados, que afortunadamente llevaban
chip por lo que se pudo identificar a su dueño, y que el pasado octubre
consiguieron una condena del responsable a siete meses de prisión. “Este
señor llegó a decir que no sabía que ahorcar a un galgo era un delito
(…) la condena es a todas luces insuficiente, pero un juez no puede
condenar a más de lo que tiene en su Código Penal”, ha aseverado.
Sentencias como estas son muy importantes para pedir que se endurezca
la Ley de Protección Animal, cuenta Arancha Sanz, abogada de la
Sociedad Protectora de Animales y Plantas (SPAP). “La Administración
quiere ocultarlo y decir que no es para tanto”, añade.
Para dar a conocer la vida de estos animales las organizaciones han presentado Febrero, el mes del miedo de los galgos,
un documental estrenado el miércoles en el Matadero de Madrid,
realizado y financiado por la directora catalana Irene Blánquez. El
trabajo ya ha pasado por Barcelona, “con gran asistencia de público”,
según Blánquez, que prevé proyectarlo junto con asociaciones
conservacionistas en diferentes zonas de España en las que practica caza
con galgo. De momento tienen programados entre 30 y 35 pases por toda
España.
El PAÍS.
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