Sobre la esquina que callaba
nació un sauce que jamás lloró
y sobre él anidaron los lunares
que escaparon de tu espalda
para saltar a mis manos
Bajo la cama de todos los días
corrió un río de aguas llanas
para desembocar en tus labios
con semillas de jazmines
y peces de amanecer
Entre mis libros había una lágrima
sujeta a una ese que silbaba
pero se la comió tu sonrisa
y se la bebieron los siempre
que soltaste en mi jardín
Me prendiste en tu solapa
te sujeté a mi cintura
y así vamos caminando
sin zapatos ni camisa
con un sombrero de estrellas
y un te amo de corbata
mientras nos canta la lluvia
6 comentarios:
Vaya, acabo de comentar en el anterior y zas,otra joya. Cómo es posible. De dónde saldrán esos versos, dónde los encuentras. Puede que respondas: del amor, de él... Pero tienes que tener una gruta secreta, un olimpo, un parnaso, no sé. Algo es. 😀
Besisimos
Qué esa semillas de jazmín perfumen y hagan florecer siempre tu poesía. Magnífico poema. Un abrazo.
Jajajaja Luz, pues claro, de él...te parece poco parnaso??
Besisimos.
Ojalá sea así, Noray, y muchas gracias.
Un abrazo.
Empezaré a buscar debajo de mi cama, ese río,
yo siempre busco en las olas,
Tus poemas son hermosos!!!
Besos miles Moony!
Gracias por estar!
Jo, Amanecer, qué gusto verte, busca el río y escribe por favor.
Se te echa en falta mucho.
Un beso enorme.
Publicar un comentario